martes, 16 de julio de 2013

Falacias: ¿Sin ellas no hay soluciones? (Reflexión Personal)


Las falacias pueden entenderse como falsos razonamientos, engaños o manipulaciones del lenguaje. Además, son muy comunes en la especie humana. Pero, ¿cumplen algún papel dentro de nuestra sociedad? Si no lo hacen, ¿por qué las mantenemos?

Entendamos que en una época como la que vivimos es necesaria la innovación interdisciplinar y la búsqueda de nuevas soluciones en todos  los ámbitos: tecnológico, ético, médico… Pero vayamos más allá y veamos que para que todas estas disciplinas adquieran cierta solidez y puedan conseguir un auge es necesario el intercambio de ideas entre ellas, es decir, no basta con conseguir buenas soluciones a nuestras enfermedades si luego tenemos políticos que no dan importancia a la salud de la sociedad y no permiten que estas se desarrollen.

Por tanto, ¿qué ocurre cuando el lenguaje está lleno de falacias? No hay comunicación veraz, lo que interfiere en las relaciones entre los diferentes aspectos y campos disciplinares.

Por otra parte, cabe remarcar que las falacias proliferan especialmente en el ámbito de la política y el mundo empresarial. De hecho, un político o un empresario deben saber moverse sobre una tierra resbaladiza y llena de minas y ser capaces de desmontar estas falacias para dejar paso a la búsqueda de la verdad y del bien común.

Preguntémonos por qué tienen tanto éxito las series sobre abogados. La necesidad de encontrar las pruebas, demostrarlas con sólidos argumentos, la importancia de hacer ver a un juez las falacias de los acusados, de saber desmontarlas, de plantear preguntas para comprobar la veracidad de lo que nos dicen… Tal vez tengan el mismo éxito en la vida real. Sin embargo, para impedir que seamos engañados por ellas, se necesita la familiaridad con estos errores y la habilidad para identificarlos y analizarlos.

Por eso es necesario que conozcamos los tipos de falacias que hay y que sepamos identificarlas a través del diálogo. Porque, a mi juicio, aunque haya situaciones en que seamos  nosotros los que podemos manipular nuestro mensaje, tenemos que estar siempre preparados para poder segregarlas de nuestro lenguaje, porque, si recordamos, la condición inicial para establecer un diálogo (que volviendo al inicio de nuestra redacción permita las influencias e interferencias disciplinares) es la voluntad de búsqueda de la verdad, por lo que si no es nuestra intención será bastante difícil llegar a soluciones adecuadas al desarrollo que tanto estamos intentando conseguir.

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